viernes, 19 de septiembre de 2008

Dirección de la Revista Iberoamericana de Educación

La posibilidad de acceder a la edición digital de la Revista Iberoamericana de Educación nos acerca a un material sumamente interesante. Por si hay gente que todavía no la exploró está hecha la invitación. Tiene artículos interesantísimos...

domingo, 7 de septiembre de 2008

  

Universidad Nacional del Nordeste 

Congreso Nacional de Formación Docente

“La Formación Docente en el debate pedagógico actual”

6to Encuentro de Egresados en Ciencias de la Educación

30 y 31 de Octubre de 2008



sábado, 6 de septiembre de 2008

Regalos de sábados.....

Acabo de llegar y me encuentro con un regalito que dan calor al alma... Es de Bety, una colega y, a estas alturas,  maestra de la vida de las que escasean en las vidrieras de tanta especialidad de papel. Aquí va el texto que no tiene desperdicio:

" ¿Será esta la libertad, la libertad de elegir entre esas desdichas amenazadas, nuestra única libertad posible? 
El mundo nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo
 y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo: así practica el crimen, y así lo recomienda. 
En su escuela, escuela del crimen, son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación. 
Pero está visto que no hay desgracia sin gracia, ni cara que no tenga su contracara, 
ni desaliento que no busque su aliento. 
Ni tampoco hay escuela que no encuentre su contraescuela." 
(Patas para arriba. La escuela del mundo del revés. Eduardo Galeano.)

Muchas gracias....

jueves, 4 de septiembre de 2008

Lecturas....



Por estos días estoy leyendo .....

Es interesante el análisis de las prácticas que realiza esta autora. " RECOMENDABLE"...
sería interesante que agreguen o sugieran  títulos de libros que estén buenos para compartir...

miércoles, 3 de septiembre de 2008

LA CASA DE ASTERION

Amigos y amigas aquí va el texto del cuento de Jorge Luis Borges:

Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz  de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que ho hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, cro, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.

    El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres;  como el filósofo,  pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales  minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos. 

    Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo,  mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.

    No sólo he imaginado eso juegos, también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes, la casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris, he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo. 

    Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensantgriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor, Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si  mi oído alcanzara los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

   

    El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.

    -¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió. 

Primeras compartidas...

     Soy docente desde hace unos cuantos años. Evidentemente me tocó una época donde todo se está redefiniendo, incluso nuestro rol. "Maestros eran los de antes"... frase que más de una vez fue escuchada y que sinceramente incordia un poco... Ahora bien, ¿ cómo se es docente en tiempos de turbulencia?
      Por estos días leo a Morin y me encuentro con su trabajo de "Los sietes saberes para la educación del  futuro"...
      Las primeras ideas que me surgen es cómo hacer para que muchos de los docentes nos bajemos de la idea de que el maestro o el profe tienen que saberlo todo. Es inaudito sostener esa fantasía. Morín habla de las cegueras del conocimiento y de cómo es necesario poner en perspectiva  los errores y fantasías . Entender esto es fundamental para ponernos en el sendero de aprendhientes, entendernos de que somos constructores permantes de nuestros saberes y que nuestro raciocinio nos ayuda a mantenernos alertas y en tensión  para revisar  permanentemente nuestras concepciones del mundo, de los otros y de nosotros mismo.
       Otro concepto que me parece muy rico es el de enseñar la condición humana. Parece mentira que este contenido sea necesario ser "enseñado" pero dándole una vuelta de rosca al tema me parece fundamental el ahondar en nuestra humanidad. Esto es crítico sobre todo en épocas de tantas incertidumbres e identidades desdibujadas. El edificio de saber quiénes somos es de restauración permanente y retomo aquí los conceptos de individuos que pertenecen a una especie que está llamada a vivir en sociedad para comprender el hecho de que cuanto más nos sumemos a buscar caminos que nos unan  mejor será el futuro que podamos soñar y empezar a diseñar desde el presente.